Inma RománUn proyecto literario comienza con una idea, algo que se te ha ocurrido, y entonces sellas un documento secreto e imaginario con tu yo creativo. Te comprometes con el corazón… Cuando escribes las primeras páginas no tienes ni idea de cómo va a terminar aquello, y te da la sensación, supongo que, porque en mi caso concreto a veces impera una especie de anarquía, de que la narración va tomando forma por sí sola; bebiendo de benditas coincidencias que te llevan de un párrafo a otro por azar. El momento más precioso de un proyecto creativo es cuando pones la palabra Fin, aunque en realidad es aquí cuando comienza el trabajo duro de leer y reescribir hasta que están todos los cabos atados. Pero cuando me llamaron de Distrito 93 para proponerme la publicación de Estigma fue uno de los momentos de mi vida, de esos que jamás olvidaré. Y cuando abrí la caja que contenía algunos de los ejemplares ya publicados, me sentí, por primera vez en mi vida, escritora, aunque siempre lo he sabido desde que era niña. Recuerdo que pensé:  «y ahora lo sabrán los demás también».